'Strange Fruit' es una canción que habla de la violencia racial en los Estados Unidos. Fue escrita por Abel Meeropol, un poeta y profesor universitario. Meeropol vio una fotografía de la linchamiento de dos hombres negros en Indiana que lo conmovió profundamente y lo inspiró a escribir las letras de la canción.
En 1937, Billie Holiday, la famosa cantante de jazz, escuchó la canción y se decidió a grabarla. La canción fue un éxito inmediato, y Holiday continuó cantándola durante toda su carrera.
En 1939, Abel Meeropol creó una versión de la canción para un espectáculo de danza llamado "The Niggeratti Revue". El espectáculo fue un gran éxito y llevó la canción a una audiencia aún más amplia.
La coreografía de 'Strange Fruit' fue creada por la bailarina y coreógrafa Martha Graham en 1943. Graham había visto la canción interpretada en un espectáculo de danza y se sintió conmovida por la letra y la música. Decidió crear una pieza de danza que reflejara el mensaje de la canción y el impacto que había tenido en la sociedad.
La coreografía de Graham es una representación visual de las letras de la canción. Los bailarines representan a los negros que son linchados, y la música se mezcla con los efectos de sonido de la multitud. La coreografía es poderosa y emotiva, y refleja los sentimientos de tristeza, ira y dolor que experimentó la comunidad negra en los Estados Unidos en ese momento.
La coreografía de 'Strange Fruit' tuvo un gran impacto en la sociedad de la época. Fue una crítica directa al racismo y la discriminación que existían en los Estados Unidos en ese momento, y desafió abiertamente la violencia racial que se había convertido en una práctica común en muchas partes del país.
La danza se convirtió en un símbolo de la lucha contra la discriminación racial, y fue interpretada en muchos eventos importantes de los derechos civiles en la década de 1950 y 1960. Los bailarines que la interpretaron a menudo recibieron amenazas y fueron marginados por la comunidad blanca. Sin embargo, la danza se convirtió en una poderosa herramienta para generar conciencia y promover el cambio social.
La coreografía de 'Strange Fruit' sigue siendo una de las piezas de danza más influyentes del siglo XX. Ha sido interpretada por innumerables bailarines en todo el mundo y sigue siendo relevante en la lucha contra la discriminación racial y la injusticia social.
La danza también ha inspirado a muchos otros artistas a crear obras que reflejen la realidad de la violencia racial y la discriminación en los Estados Unidos. Desde poemas hasta pinturas, la obra de arte sigue siendo una forma poderosa de generar cambios y hacer que la gente piense.